La formación bonificada se ha convertido en una herramienta esencial para que las empresas incrementen su productividad, competitividad y retención del talento.
Al ofrecer cursos gratuitos para los empleados, estos pueden actualizar y renovar sus conocimientos y habilidades, lo que les permite crecer profesionalmente sin necesidad de cambiar de empresa. Esto no solo aumenta su satisfacción y motivación, sino que también asegura que la empresa cuente con profesionales preparados para responder a las necesidades del mercado.

Además, la formación bonificada es esencial para el cumplimiento normativo en ciertos sectores, como el de los distribuidores de seguros y reaseguros, que deben cumplir con regulaciones específicas.
La flexibilidad de las modalidades telemática, presencial o mixta permite a las empresas adaptar la oferta formativa a los horarios y necesidades de sus empleados, minimizando el impacto en su vida profesional y personal. Asimismo, estos cursos fomentan la innovación al incluir competencias tecnológicas y de digitalización, alineando a las organizaciones con las tendencias emergentes del mercado.
Una de las grandes ventajas de la formación bonificable es su aspecto económico. Los costes de estos cursos se financian a través de las cuotas que las empresas pagan mensualmente a la Seguridad Social. Cada organización dispone de un crédito anual para formación profesional, calculado según la Ley de Presupuestos Generales del Estado.
Para beneficiarse de la formación bonificada, la empresa debe estar dada de alta en la aplicación de la Formación Programada y aportar la información necesaria para calcular las bonificaciones correspondientes.

Desde la Escuela de Negocios de la Cámara, se imparten Cursos de Formación Continua tanto para profesionales que buscan crecer personal y laboralmente, como para empresas que desean ofrecer las mejores opciones formativas a sus empleados.